miércoles, 27 de noviembre de 2013

Masaje infantil y violencia de género

Esta semana he querido dedicar la entrada a la violencia de género desde una forma de intervención muy particular: el masaje infantil. Pero, ¿cual puede ser la relación entre estos dos aspectos a priori tan dispares de la vida familiar? Intentaremos explicarlo todo como solemos hacer por aquí: poco a poco y suavemente.

Pero hoy no debería hablar de víctimas, sino de supervivientes. Porque las que sobreviven tienen mucho más que hacer en esta vida que ser encasilladas en la etiqueta de víctimas.

Desde hace un tiempo vengo pensando en que a la dificultad social que las mujeres en esta situación experimentan, muchas veces se suma una profunda sensación de vacío personal, de falta de autoestima, de resentimiento... hace falta un largo y continuado trabajo de empoderamiento para reestablecer la relación consigo mismas. Y no solo consigo mismas. También la vinculación con sus hijos se puede ver afectada. Sobre todo cuando al maltrato físico ha precedido (como es la inmensa mayoría de los casos) el maltrato psicológico. Entonces las mujeres también madres a parte de esposas/compañeras se convierten en un saco de culpas que van arrastrando allá donde van. No solo se pierde el amor por una misma, también se pierde la confianza, la motivación, las ganas de vivir, de relacionarse, de ser... cuestiones todas primordiales en la bonita y dura tarea de ser madres.

A ello le sumaremos unas gotas de "desequilibrio" emocional fruto de un sufrimiento psicológico continuado (entrecomillo desequilibrio porque no me gusta mucho esa definición, pero no encontré una palabra más apropiada en este caso), una pizca de desestructuración laboral-social ya que en muchos casos se pierden redes de apoyo y posibilidades laborales; también una dosis de tristeza y sentimiento de fracaso y tendremos la receta perfecta para una maternidad insatisfecha y un vínculo desprotegido.

Y ahí es donde entra la otra pieza clave de mi propuesta: el masaje infantil.
El masaje infantil no es otra cosa que una valiosa herramienta para fortalecer la comunicación y la vinculación afectiva entre la persona que cuidadora y la personita cuidada.
Con su práctica habitual se va creando o reestableciendo un clima de compromiso, confianza, amor, juegos, risas y comunicación directa y positiva. Favorece la escucha y la creación de esa atmósfera de protección que por estar expuestos a situaciones violentas, se habían perdido.
De hecho, el programa de IAIM es en sí mismo una herramienta para ayudar a aprender sobre el tacto nutritivo y las capacidades parentales de protección.
Y esa es según mi punto de vista la palabra clave: protección. La madre por muy víctima que haya sido es una superviviente y como tal capaz de ofrecer la protección necesaria a sus hijos e hijas con la ayuda que sea oportuna en cada caso, claro está.
En este clima de cariño, de dedicación exclusiva se formarán nuevas y valiosas interacciones entre ambos que volverán a forjan los cimientos de la confianza en la vida y en el ser humano. Aspectos primordiales para continuar...




Habría que tener en cuenta consideraciones especiales, pero a modo de introducción creo que a partir de esta idea se podrían hacer múltiples aportaciones en este campo para trabajar y afianzar vínculos afectivos, recuperar lo bueno y fomentar experiencias familiares positivas después de todo ese maremagun de negatividad que trae consigo cualquier manifestación de violencia. 




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